Videojuegos: Sucker Punch regresa a Japón con un nuevo título de mundo abierto, “Ghost of Yōtei”.

Cinco años después del éxito de Ghost of Tsushima , Sucker Punch regresa a la historia del Japón feudal con Ghost of Yūtei , un título de acción y aventuras desarrollado exclusivamente para PlayStation 5 y publicado por Sony Interactive Entertainment, que saldrá el 2 de octubre.
El juego no es una secuela directa de Tsushima, está ambientado unos tres siglos después de los acontecimientos de Jin Sakai, en una fase histórica en la que el antiguo ducado del Shōgunate muestra sus nervios expuestos en medio de cambios sociales y un profundo aislamiento cultural, especialmente en las remotas tierras del norte.
La región norte de la antigua Ezo , correspondiente al actual Hokkaido, es el telón de fondo de esta nueva aventura: tierras remotas, montañas nevadas, lagos helados y el volcán Yūtei, también conocido como Ezo Fuji por su silueta perfecta, dominando el horizonte con su imponente presencia. Ezo ha sido históricamente una tierra fronteriza, habitada por los ainu, un pueblo que mantuvo durante mucho tiempo una relación conflictiva con las autoridades del Japón central: un territorio suspendido entre la realidad y el mito que se presta naturalmente a lo sobrenatural. El Yūtei se convierte así no solo en un telón de fondo, sino en un símbolo : alto, silencioso, potencialmente destructivo, un gigante de la naturaleza que encarna la otredad del mundo fuera de la norma social. Es en este contexto que la matriz dramática de la venganza y lo sobrenatural se entrelazan, no como simples elementos de la trama, sino como fuerzas que dan forma a la identidad del protagonista.
La venganza es míaAtsu es una mercenaria marcada por una tragedia personal: la masacre de su familia a manos de una pandilla llamada los Yūtei Six , quienes se oponen brutalmente al poder del Shūgun. Su obsesión por la venganza se convierte en la fuerza impulsora de una historia que no se limita al dolor individual, sino que lo expande en un universo de presencias espectrales y pesadillas recurrentes, transformando al protagonista en la esencia misma del onryū , el espíritu vengativo que ha poblado el folclore japonés durante siglos. La narrativa del castigo no se limita a la simple caza de los culpables, sino que se estructura en flashbacks que obligan a Atsu a revivir el trauma original. Esta elección fragmenta su identidad y da al jugador la sensación de un presente constantemente contaminado por el pasado . No es casualidad que la venganza se convierta a la vez en un acto mecánico, eliminando a los Seis de Yūtei como objetivos del juego, y en una carga moral que recuerda la reflexión más amplia ya explorada por obras como The Last of Us Part II , donde la venganza nunca es liberadora sino que se convierte en encarcelamiento interno.
Entre la disciplina marcial y la libertad exploratoriaDesde una perspectiva de jugabilidad, Ghost of Yūtei mantiene la fórmula de acción y aventura en tercera persona , pero la enriquece con nuevos matices. El sistema de combate alterna la precisión de la katana, la potencia del dachi y el alcance del yari, armas que recuerdan a las grandes escuelas marciales japonesas como el Katori Shintō-ryō, en el que la disciplina y el ritual eran inseparables. Las técnicas se aprenden de los sensei que se encuentran en el camino, figuras que actúan como guardianes del conocimiento antiguo y que transforman la progresión del juego en un verdadero camino de entrenamiento. Junto a estas raíces tradicionales, entran en escena nuevos elementos, como la introducción de armas de fuego, que recuerdan la llegada de los tanegashima al Japón del siglo XVI. Este detalle no es solo histórico, sino que también cambia el enfoque táctico , obligando al jugador a repensar la dialéctica entre el sigilo y la confrontación directa. A esto se suma la posibilidad de formar alianzas, a veces impredecibles, que impactan en la experiencia.
El mundo del juego sigue siendo el protagonista indiscutible : desde montañas nevadas hasta acantilados con vistas al mar, cada espacio se puede explorar a caballo o a pie, ofreciendo encuentros que se transforman en pequeñas historias, altares que otorgan habilidades y baños termales que sanan cuerpo y espíritu. Al igual que en Tsushima , el paisaje no es un telón de fondo, sino un organismo narrativo, un cuadro animado que guía al jugador a través de símbolos y sugerencias, convirtiendo el viaje en una actividad tan contemplativa como lúdica.
Del blanco y negro de Kurosawa a los westerns crepuscularesDesde los primeros minutos, Ghost of Yūtei declara su intención de seguir un camino marcadamente cinematográfico. La montaña Yūtei se convierte en un telón de fondo natural, un telón que cambia con la luz y las estaciones, recuperando la misma centralidad que Kurosawa atribuía al viento, la lluvia y la nieve en sus películas. Además, su interpretación de la mente fracturada del protagonista evoca el simbolismo del kintsugi, el arte de reparar cerámica rota con oro, introduciendo un lenguaje visual que habla de fracturas y renacimiento, de pérdida y reconciliación.
No es casualidad que Sucker Punch ya hubiera rendido homenaje a Akira Kurosawa en Ghost of Tsushima con el famoso "Modo Kurosawa", que reproducía la textura del blanco y negro y el sonido de las películas de los años 50. Pero si bien esa era una referencia explícita, Yōtei se mueve por un camino más sutil. Lo hace a través de silencios, escenas vacías y presencias perturbadoras que no requieren efectos espectaculares para transmitir terror, como las máscaras que ocultan los rostros de los enemigos o las pesadillas recurrentes que obligan a la protagonista a revivir su trauma, en plena sintonía con la atmósfera suspendida y poética de los grandes maestros del cine japonés.
El tema del samurái sin amo, una figura trágica que navega en un mundo hostil e injusto, también sigue siendo central. Una lectura crítica del código de honor se refleja en los ronin de Kobayashi , en westerns crepusculares como Grupo Salvaje y en las películas de Quentin Tarantino, hasta llegar al reciente Assassin's Creed Shadows de Ubisoft. Es un auténtico canon transmedia , nacido en Japón, reflejado en Occidente y adoptado por el medio de los videojuegos.
Fantasmas del resentimientoEl núcleo cultural del juego reside en el uso de los onryō, espíritus incapaces de encontrar la paz, condenados a regresar al mundo de los vivos para traer venganza o desgracia. En las crónicas y en el teatro nō, estos fantasmas solían ser mujeres traicionadas o agraviadas, como en el famoso drama Aoi no Ue, basado en la historia de Genji . La iconografía canónica —vestidos blancos, cabello largo y suelto— tiene sus raíces en las costumbres funerarias japonesas, pero también se ha vuelto familiar para el público contemporáneo a través de películas de terror, desde Sadako en The Ring hasta Kayako en Ju-on: The Grudge .
No es casualidad que los propios personajes del juego la definan como “el fantasma de Yūtei”, pero Atsu no es una entidad sobrenatural genérica, sino una memoria encarnada: sin las túnicas blancas ni el pelo en el rostro, es el retrato vivo de las injusticias que se niegan a extinguirse .
Atsu no se enfrenta a la onria, sino que se convierte en ella. Su venganza no es meramente personal, sino un reflejo de un ciclo más amplio: el de la violencia que sobrevive a la muerte y corre el riesgo de perpetuarse indefinidamente. Es en esta decisión que Sucker Punch entrelaza jugabilidad y cultura, convirtiendo la experiencia de juego en una historia de obsesiones que perduran en el tiempo.
ConclusionesGhost of Yūtei no es solo un mundo abierto cautivador y rico en contenido, sino una historia que fusiona cine, folclore y paisaje en una sola experiencia. Cada batalla, cada visión, cada paso sobre el suelo nevado parece reflejar la tensión entre la herida y la sanación. Como en el kintsugi, la fractura se convierte en un símbolo de belleza y memoria: la venganza de Atsu es a la vez condenación y la posibilidad de renacer.
La Repubblica